sábado, 7 de mayo de 2011

Alergia, maldita alergia

Ya empezamos con el peor sufrimiento del año, por el que hace que yo odie la primavera. Parecía que este año las vacunas  me habían hecho efecto y iba a tardar más en aparecerme la alergia. Y eso más o menos ha ocurrido, pero no por mucho tiempo. Yo tengo una alergia muy fuerte de pólenes, en especial gramíneas, así que es estacional (primavera y a veces también en invierno). A partir de hoy, si me veis medio llorando, y el medio lo digo por un ojo, pues será seguramente por la alergia. Será permanente el color rojizo en mis ojos y no hablo de las fotos, y sobretodo tendré lo peor de los efectos de la alergia: la TOS. Que se lo digan a Alex...
¿Por qué la tos es lo peor? Pues vaya pregunta. Sinceramente, porque no te deja hacer lo que estés haciendo, la reiteración te causa molestias en la garganta y para alguien que va a natación, que no pueda coger bien aire, pues no es que sea moco de pavo. Además, con la garganta molesta, si toses te duele más, y si toses mucho, te empieza a doler la parte intestinal ya que no está acostumbrada a ello. Así que imaginadme intentando dormir, con el corsé, que me dificulta más respirar y encima me da mucho calor, sin hablar de que no puedo adoptar la postura que desee en la cama, con un montón de almohadas debajo de mi cabeza para mantener la cabeza alta, tosiendo sin parar despertando a los vecinos a las cuatro de la mañana, con una mascarilla en la cara y atiborrándome a ventolín, que no sé si sabéis, sino ya os lo digo yo, el truco del ventolín: era un caluroso día de mayo de hace dos años y me encontraba tosiendo sin parar en mi sofá mientras veía Dora La Exploradora, mi programa preferido. Justo en el momento en el que sacaba la mochila, mochila, y sacaba el mapa, mapa, que dice: ¿A dónde vamos? ¡A el/la (dónde sea ese capítulo)!
Justo en ese momento, tosí sin parar durante más de un minuto, una de las peores torturas, y cuando estaba a punto de decirlo absolutamente todo, paré. Aproveché ese momento para coger el ventolín, y harto, echarme cuatro inhalaciones (vivía al límite). Desde ese momento, en toda la tarde no tosí más, pero estaba empanadísimo y mucho más vago de lo normal. Bueno, un pequeño precio a pagar por la TOS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario