domingo, 6 de febrero de 2011

Bueno, bueno, mi esperada entrada del sueño.

La anécdota de Heidelberg es esta:
Tras un sábado agotador, la madre de Celina, mi alemana, me dijo que el domingo podía levantarme a la hora que quisiera. Yo le pregunté que si se quería replantear la pregunta, dándole a conocer la fama de dormilones de la mayoría de los españoles, pero insistió. Llegó el domingo, y la madre de Celina me despertó a las 12:30 de la mañana alarmada por la hora que era, pensando que me había pasado algo.
La verdad es que dormir condiciona nuestra vida. Si duermes mucho, estás más risueño, aunque un poco empanado, y si duermes muy poco, te devora el estrés y eres fácilmente irritable.
Además, también dormir concierne uno de los mayores misterios de la vida, que es: porque será que cuando tienes que ir al colegio la cama está mucho más calentita y confortable que por la noche? Yo me he visto muchos capítulos de Cuarto Milenio y todavía no han tocado este tema.
Ahora os voy a poner una gran canción del mismo grupo que os puse en la otra entrada, que hablan de canciones absurdas de risa fácil, pero con ritmo. The Lonely Island.

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